Las prácticas no laborales se han convertido en una herramienta clave para acceder al mercado laboral sin necesidad de una relación contractual.
Este tipo de prácticas permiten adquirir experiencia profesional y mejorar la empleabilidad, especialmente en jóvenes y personas en situación de desempleo.
¿Qué son prácticas no laborales?
Las prácticas no laborales son actividades formativas que se realizan en empresas, pero sin establecer una relación laboral entre el beneficiario y la empresa.
Están destinadas a mejorar la capacitación profesional mediante la experiencia en entornos reales de trabajo.
Estas prácticas suelen estar reguladas por convenios con entidades públicas y están dirigidas a personas desempleadas que ya han terminado su formación.
Hay una alternativa a estas prácticas, cuando la persona joven no tiene formación relacionada con el puesto a desempeñar en la empresa, o no la ha finalizado. Se trata del contrato formativo (libre 100% de coste de seguridad social)
Impacto de las prácticas no laborales en empresas en el mercado laboral
Las empresas que ofrecen prácticas no laborales en empresas aportan al desarrollo profesional de los participantes y, al mismo tiempo, identifican talento joven sin necesidad de contratar de forma inmediata.
Además, estas prácticas pueden ser una herramienta útil dentro de estrategias de subvenciones y formación continua.
Y la guinda del pastel son las subvenciones disponibles. Es muy habitual que los jóvenes que terminan sus prácticas no laborales se incorporen a la empresa donde las han realizado mediante subvenciones por contratación, a fondo perdido.
Beneficios de las prácticas no laborales en la actualidad
Los beneficios para el participante incluyen:
- Adquirir experiencia en el sector.
- Ampliar la red de contactos profesionales.
- Mejorar la empleabilidad.
- Evaluar su adaptación a un entorno de trabajo real.
Para las empresas, los beneficios incluyen:
- Acceso a nuevos talentos.
- Cumplimiento de políticas de responsabilidad social.
- Reducción de costos en procesos de selección y formación.
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Diferencias prácticas laborales y no laborales
Las prácticas laborales y no laborales se diferencian, sobre todo, por la existencia (o no) de una relación contractual y el tipo de compensación que reciben los participantes.
Por un lado, las prácticas laborales implican un contrato formal entre la persona y la empresa. Esto significa que hay una vinculación jurídica, generalmente acompañada de una remuneración económica.
Suelen tener una duración definida y, en muchos casos, pueden abrir la puerta a una contratación definitiva.
Estas prácticas combinan formación y actividad productiva real dentro del entorno laboral.
Por otro lado, las prácticas no laborales no requieren la firma de un contrato laboral. Esto no significa que no estén reguladas, pero su naturaleza es principalmente formativa.
La empresa puede ofrecer algún tipo de ayuda económica o beca, aunque no es obligatorio.
Además, este tipo de prácticas ofrece mayor flexibilidad tanto en horarios como en duración, adaptándose mejor a las necesidades de aprendizaje.
Conclusión:
Mientras que las prácticas laborales se asemejan más a un empleo con formación, las no laborales están pensadas como una vía de acceso al entorno profesional sin implicaciones contractuales, enfocadas en el desarrollo de habilidades en un contexto real.
¿Cómo puedo solicitar prácticas no laborales?
Para solicitar este tipo de prácticas es necesario:
- Estar inscrito como demandante de empleo.
- Haber finalizado una acción formativa.
- Contactar con un servicio de empleo público o entidad colaboradora que tenga convenio con empresas.
Requisitos para solicitar prácticas profesionales no laborales
Los requisitos habituales incluyen:
- Tener entre 18 y 30 años (aunque puede variar).
- Haber terminado una formación cualificada.
- No haber tenido contrato con la empresa donde se realicen las prácticas.
- Firmar un convenio entre la entidad y la empresa.
¿Qué normativa regula las prácticas no laborales?
Este tipo de prácticas están reguladas por:
- Real Decreto 1543/2011, que regula las prácticas no laborales en empresas.
- Convenios específicos con servicios públicos de empleo.
- En algunos casos, otras normativas autonómicas o sectoriales.
Estas leyes aseguran que se respeten los derechos del participante y se establezcan objetivos formativos claros.
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